El sueño nuclear con el que se creía solucionar los problemas de energía aún está lejos; la pesadilla de los accidentes nucleares está presente en la mente de las personas tras el desastre de Chernobyl.
El 26 de abril de 1986 a 25 Km. de la localidad rusa de Chernobyl, debido a fallas técnicas explotó el reactor número 4 de la central nuclear, liberando grandes cantidades de material radiactivo. Se tardó más de un mes en controlar el incendio que se produjo, mientras la nube radiactiva llegó hasta el norte de Finlandia, Suecia, Alemania, Francia e Italia.
Tras la explosión, algunas personas murieron de inmediato y otras en las semanas y meses que siguieron. Miles fueron evacuados y un área muy extensa seguirá contaminada durante décadas.
Por otra parte, el problema de los desechos radiactivos no ha sido resuelto. Muchos productos de la fisión nuclear son materiales radiactivos con una vida media muy larga: algunos de cerca de 24000 años.
Se han dado algunas sugerencias para guardar los desechos, como la construcción de basureros subterráneos o bajo el fondo marino, pero ninguno de estos sitios es seguro a largo plazo, pues podría haber fugas de material radiactivo que contaminen el suelo y el agua.