La radiación ionizante, que tiene suficiente energía para desprender electrones de los átomos y moléculas y convertirlas en iones, causa efectos devastadores en las células vivas, porque interfiere con los procesos químicos normales de la célula. La radiación nuclear y los rayos X son ejemplos de esta radiación ionizante.
Los seres humanos siempre hemos estado expuestos a la radiación. Una parte de ella son los rayos cósmicos que provienen del sol y del espacio exterior. Otra parte proviene de los isótopos radiactivos naturales, que están presentes en el agua, en el aire, el suelo y las rocas. Esta es la radiación de fondo.
El ser humano, a través de las distintas actividades ha incrementado nuestra exposición a la radiación.
Aunque la radiación es benéfica para los seres vivos, también representa un peligro. Los rayos X se utilizan en el diagnóstico clínico y los radioisótopos se usan para fines benéficos.
Efectos dañinos de la exposición a la radiación
Las partículas y rayos de alta energía desprenden electrones de los átomos y forman iones. Estos cambios químicos producidos en células vivas pueden ser muy destructores. Cuando esto sucede, se manifiestan los siguientes cambios:
- Bajan las defensas en el organismo de las personas
- Afecta la médula ósea
- Causa un descenso en la producción de glóbulos rojos, lo cual origina anemia
- Provoca leucemia
- Causa cambios en las moléculas de ADN