El gas natural se origina espontáneamente en estructuras subterráneas en forma similar como el petróleo.
Estas se formaron hace millones de años como resultado de los sedimentos (restos de plantas y criaturas microscópicas) abundantes en materias orgánicas, que soportaron la acción bacteriológica, elevadas temperaturas y grandes presiones, provocando el asentamiento de capas de sedimentos hundidas en un lecho marino cubierto con lodo y arrastradas por las corrientes de los ríos.
Al endurecerse el lodo, gradualmente se convirtió en roca sedimentaria y el peso de las nuevas rocas, que se apilaron encima de las rocas sedimentarias, originaron que estas fueran sometidas a altas presiones y temperaturas.
Es así como estas rocas sedimentarias se convierten en hidrocarburos (petróleo y gas natural), pero no todas las rocas sedimentarias contienen hidrocarburos.
A medida que se van depositando nuevas rocas, el petróleo y el gas natural migran de la roca generadora a la roca reservorio donde permanecen bloqueados por una capa impermeable.
Los reservorios de petróleo o del gas natural están constituidos por rocas porosas en estructuras geológicas denominadas yacimientos, que pueden ser de 3 tipos:
1. Yacimientos de gas asociados, donde el producto principal es el petróleo.
2. Yacimientos de gas no asociado o libre, donde el producto principal es el gas, que también se denominan yacimientos de gas seco
3. Yacimientos de condensados, donde el gas se encuentra mezclado con hidrocarburos líquidos y que se denominan yacimientos de gas húmedo.